
A mi Madre
Por: Carlos Murillo Hernández (*)
Sostén pequeñito de blanca cabellera
que extiende su mano con ternura
un noble corazón que siempre espera
guiarme por la vida con cordura.
* * *
Y yo, que ya pasé la atolondrada infancia
y es la nueva edad la que me envuelve,
aquí, de cerca, o allá, a la distancia,
es ella quien mis dudas me resuelve.
* * *
Madre mía, este verso me lo dicta Dios
y me dice que lo escriba muy bonito:
no me cabe en el alma de alegría,
todavía, pienso, no se ha escrito
la felicidad inmensa de tenerte, ¡Madre Mía!
* * *
Al buen Dios que en el Cielo escucha
la oración sincera que sale de mi alma:
Señor, en esta vida de lucha,
de dolor, desencanto y de amargo padecer,
ruego no te lleves nunca
a la que me dio este ser.
es piedra preciosa en mi vida
y mayor tesoro… ¡no podré tener!
15 de Agosto de 2008
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(*) Poema del Sr. Carlos Murillo Hernández, amablemente cedido en 2008 a Marco Fco. Soto Ramírez, para su publicación.
Recopilación: Marco Fco. Soto Ramírez, Gestor Sociocultural, Director del Proyecto de Investigación, Rescate y Difusión Sociocultural ESPARZA MÍA.
Imagen: Tomada de Internet (Derechos reservados).